domingo, 17 de febrero de 2008

¿Sola o solitaria?

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Se habla que la soledad es una enfermedad de esta época, nos aislamos detrás de un diario, de un par de gafas, de pasar sin mirar lo que ocurre a nuestro alrededor, pero la verdadera soledad se vive cuando traspasas el umbral de tu departamento o casa y sólo se siente el silencio al entrar.
Comes a solas, dejando el plato en el lavadero a veces durante días porque sabes que nadie viene a visitarte, te duele el estómago y ni siquiera quieres llamar por teléfono a alguien para molestarle por ayuda, porque se supone que eres una persona adulta y por lo tanto autovalente.Te puedes ausentar durante días de tu trabajo y nadie llama para preguntar por qué. Tu única compañía incondicional es la televisión encendida en forma permanente y anhelas una voz llenando los espacios con tu nombre, una tarjeta de navidad rotulada con tus iniciales, una mano que te acaricie el pelo mientras duermes y sueñas con amores posibles e imposibles. Ésa sí es soledad, como la de una tumba abandonada en la que se va borrando incluso la identidad sobre la lápida.
Estás profundamente sola o solo.
Ser solitario es distinto, buscas un espacio en silencio para estar contigo mismo y sales de allí cuando lo deseas, miras desde lejos observando todo y no te involucras. Tus amigos incondicionales son los libros, la música, los paseos en silencio, y te jactas de no depender de nadie. Tienes todo en tí mismo y temes necesitar del otro, sueles incluso ser escaso en palabras para evitar el contacto y al encontrarte con el amor centras en la figura amada todo el amor del mundo hasta la obsesión, pero aún así temes entregarse verdaderamente. Finalmente terminas solo o sola alejado interiormente del mundo entero.
Pero somos en forma natural seres gregarios, nacidos para vivir en comunidad, para formar equipos, yo siembro, tú cosechas, yo crío, tú cazas, yo invento, tú produces, hasta llegar a un nosotros más amplio, a un nosotros y ellos, a un nosotros, ellos y áquellos. Así, hasta envolvernos a todos.
Entonces, ¿qué nos hace encerrarnos, colocar barreras?...El miedo y la conciencia de nuestras fragilidades humanas. Las diferencias entre tú, yo y nosotros, diferencias que abarcan desde el tono de piel, hasta el barrio donde vives, el idioma que hablas o la religión que profesas. Nos perdemos entre tantas diferencias y optamos por cerrar las puertas a todos, para poder igualarnos y sentirnos cómodos , nos adentramos en pequeñas tribus urbanas, generando un sentido falso de pertenencia y milagrosamente no nos sentimos solos, pero seguimos distantes.
De todo esto, lo mejor es darse cuenta que necesitamos del otro, que queremos ser amados, que requerimos pertenecer e incluírnos en un grupo y no somos una isla frente al mundo, que abriendo puertas podemos dejar que otro entre a nuestro espacio aún siendo diferente, que siempre habrá diversidad y podemos aceptar ser distintos y... qué bueno es que seamos distintos!...Así puedes distinguirme ...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Leo lo escrito y pienso que la soledad tiene que ver con la ausencia de comunicación, el lenguaje como medio de expresión, sea lenguaje corporal u oral no existe.
Entonces el silencio se transforma en una muerte lenta, porque nadie nos escucha.

Anónimo dijo...

La soledad también tiene un encanto, especialmente cuando te cansas de escuchar las mismas cosas dichas de distintas formas. A veces se agradece el estar en soledad.