Creo en tí, de la misma forma en que sé que amanecerá mañana,
que a pesar de todas tus oscuridades se llenarán de luz tus ojos
y que un día podrá tu mano sostenerme en mi fragilidad de anciana.
Creo en tí, en que tu corazón es abierto, sin odio, sin mentiras,
y que aún el niño que yace adentro se refugia, temeroso del adulto
que viene a reemplazarlo en la nueva realidad que se avecina.
Porque haz de labrar tu propia siembra, regar tus plantas,
en tu tierra hacer barbechos nuevos para nuevas vidas,
es que creo en tí . También quiero creer en tus palabras.
Creo en tí, porque sobre tus pasos inciertos estuvo atenta mi mirada,
y te ví tan pequeño con los ojos plenos de luciérnagas, sorprendido.
Mañana, alzaré tímida la vista para ver al fin el despliegue de tus alas...