viernes, 22 de junio de 2007

Afuera llueve...

Mira fijo a través del vidrio de la ventana semiempañado. El viento, afuera mece levemente las hojas de los árboles , la lluvia las besa de a una en una hasta hacerlas descender al pavimento , se quedan entonces allí estáticas, pegadas al suelo como una alfombra de miles de colores en tonos amarillo café hasta que alguien las pisa y cambia nuevamente el dibujo creado al azar.
La temperatura al interior del departamento hace que pequeñas gotas de condensación resbalen por la ventana apozándose en el borde del marco, desde allí y por un minúsculo orificio salen a compartir un viaje sin retorno al exterior.
Llueve y sigue agazapada ,escudriñando los movimientos que se producen allá afuera, se roza las manos y se acomoda sobre un cojín . No pestañea casi mientras observa el paso de los peatones,bosteza , se estira lánguida, los paraguas multicolores que circulan de un lado a otro en frenética carrera parecen pequeñas flores recortadas sobre el fondo gris de los edificios. También el cielo está gris y oscuro.Mientras tanto, en la muralla del reloj de la cocina, con su esfera plateada, corre el minutero detrás de una hora que ya alcanza.
Suena la llave girando en la puerta , alza su cabeza alertada por el ruido pero permanece en silencio esperando ver quién ha llegado. Los pasos se acercan firmes , se detienen,se acercan nuevamente y está él al fin allí. Ansiosa baja rápido desde su lugar de observación, se le acerca lentamente, rozando sus piernas, sintiendo la tela y a través de ella el calor de la piel, contenta lo saluda emitiendo ése especial tono que a él le hace sentir que está en casa.
Juntos se dirigen hacia la cocina,él enciende la música mientras abre una cerveza y ella se inclina para beber un poco de leche de su plato.
Afuera sigue lloviendo....

viernes, 15 de junio de 2007

A veces es demasiado tarde...

Hoy venía de regreso a casa ,a la misma hora en que todas las oficinas del centro comienzan a vaciarse, en el metro una multitud de personas , decicí bajarme antes de llegar a casa para encontrar algo que necesitaba , tuve suerte ,lo encontré bastante pronto, e iba así entonces caminando ,sin premura,mientras observaba como pasaban todos a mi lado, adelantándome o enfrentándome, en una carrera por llegar a algún lugar. Entre ellos reconocí a alguien , a uno de esos extraños seres a quien siempre te alegras de ver, me acerqué para saludarla,y la abrazé con el cariño que siempre quise darle, pero que por un motivo u otro nunca entregué. Es cierto que durante mucho tiempo compartimos como apoderadas en el colegio y tenemos además una querida amiga en común,pero nunca hemos hablado de nosotras como lo sentí hoy , el tema espontáneo son siempre los hijos.
El año pasado estuve con ella y la acompañé en un trance doloroso, enviudó de forma abrupta y aunque no éramos especialmente amigas, nuestros hijos eran y siguen siendo muy cercanos, por eso hoy pregunté como siempre por ellos , luego pregunté como estaba , le escuché hablarme de ésa pérdida que no se supera y que describen los médicos como la situación de estrés más grave a la que un ser humano se ve sometido, sus palabras fueron aún más elocuentes:"caí al abismo y pisé el infierno"...,"pero ya estoy de vuelta"...
La entendí muy bien o lo creí, la abrazé de nuevo,mientras procuraba decir las palabras precisas que pudiesen dar alivio, pero resulta díficil decir algo en torno a como se experimenta el dolor y la pérdida el otro, cada uno como ser es particular, cada dolor es el más grande, cada pena es la más intensa. ¿Quién mide el dolor? Cada escala es personal y única...Por eso la abrazé, al hacerlo me acercaba a todas las mujeres, me sentí abrazándome , sólo que no le dije cúanto la quería y cómo me hubiese gustado ser más cercanas.
Me quedé con la sensación que muchas veces me acompaña y que me hace hacer locuras sanas, a veces conviene decirlo inmediatamente....pues a veces es demasiado tarde....Amiga....Te quiero.

viernes, 8 de junio de 2007

Suspendida en el aire

Miraba al exterior desde la ventanilla del avión, asiento 5 L, cerca del ala, escuchando el pausado ronronear de los motores, evitaba mirar al pasajero a mi izquierda y mi ánimo de permanecer en silencio revisando estos últimos días en el norte me volcó hacia la ventana. Mi viaje al pasado había terminado, me había atrevido a recorrer las mismas calles que antes recogieron mi pena de sentir que el sueño se había roto . Mientras experimentaba entrar el sol a través del vidrio doble, me ví suspendida y envuelta entre dos tenues capas de nubes , aquella que me separaba de lo más alto me estremeció ,parecía una tenue tela de gasa liviana y blanca, me percaté y tomé conciencia recién entonces que estaba allí flotando en el aire, tan cerca del espacio externo al mundo conocido y me sentí mínima. Bajo el avión como un dulce colchón, otras nubes más densas se sucedían cambiando el panorama, algo vibró dentro de mí como remeciendo un lugar oculto , marcando la diferencia entre mi absurda pequeñez y finitud y lo grandioso e inconmesurable de la naturaleza. Me pareció una intrusión estar allí , casi develando un lugar especial. Respiré y seguí mirando alternadamente hacia arriba y abajo sintiendo que volaba de verdad, por un instante desapareció todo lo que estaba a mi alrededor excepto las nubes.
Y como en otras ocasiones sentí que Dios me mostraba uno más de sus regalos.