viernes, 8 de junio de 2007

Suspendida en el aire

Miraba al exterior desde la ventanilla del avión, asiento 5 L, cerca del ala, escuchando el pausado ronronear de los motores, evitaba mirar al pasajero a mi izquierda y mi ánimo de permanecer en silencio revisando estos últimos días en el norte me volcó hacia la ventana. Mi viaje al pasado había terminado, me había atrevido a recorrer las mismas calles que antes recogieron mi pena de sentir que el sueño se había roto . Mientras experimentaba entrar el sol a través del vidrio doble, me ví suspendida y envuelta entre dos tenues capas de nubes , aquella que me separaba de lo más alto me estremeció ,parecía una tenue tela de gasa liviana y blanca, me percaté y tomé conciencia recién entonces que estaba allí flotando en el aire, tan cerca del espacio externo al mundo conocido y me sentí mínima. Bajo el avión como un dulce colchón, otras nubes más densas se sucedían cambiando el panorama, algo vibró dentro de mí como remeciendo un lugar oculto , marcando la diferencia entre mi absurda pequeñez y finitud y lo grandioso e inconmesurable de la naturaleza. Me pareció una intrusión estar allí , casi develando un lugar especial. Respiré y seguí mirando alternadamente hacia arriba y abajo sintiendo que volaba de verdad, por un instante desapareció todo lo que estaba a mi alrededor excepto las nubes.
Y como en otras ocasiones sentí que Dios me mostraba uno más de sus regalos.

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