lunes, 14 de mayo de 2007

¿Tocaré a tu puerta?

Dejo el teléfono móvil a un costado, sobre el velador, al lado del otro , al costado de áquel que siempre está dispuesto para todas las llamadas, así cada noche, cada tarde... Sé que has de telefonear en algún momento, lo presiento o quizás sólo es un reflejo de mi propio deseo, siento que dilatas el tiempo quizás por miedo a tus propios fantasmas que imagino tan feroces como los míos....
De tanto en tanto miro la pantalla del celular verificando que no existe una llamada perdida o un mensaje, entonces la luz de la pequeña pantalla se refleja en mis ojos mientras escudriño su críptico silencio.
Descanso, procuro dormir entre los cojines de mi cama, pero el sueño se desvela junto conmigo y al final terminamos en un diálogo que sigue hasta el amanecer, la mañana besa mi frente para decir que debo levantarme y mientras comienzo a saludar el nuevo día pongo a calentar el agua , después bebo lentamente junto a las noticias mi café con leche. Frente al espejo aún con el rostro húmedo me sonrío mientras pienso que si me llamas, en la tarde tocaré a tu puerta.
Luego, mecánicamente reviso otra vez el celular para confirmar que no has llamado. Dejo el teléfono móvil a un costado, sobre el velador , al lado del otro....

2 comentarios:

Unknown dijo...

Esperar es lo peor de nosotros. Nos vuelve en nuestra propia contra y nos hace dudar. No esa duda sana respecto al otro, sino aquella que nos interroga sobre lo que no somos, lo que nos habíamos propuesto ser y no llegamos.
Son sólo unos golpecitos en la puerta, pero pueden dejar heridas.
Recuerda que tu puerta también espera golpes de nudillos francos, cargados de dudas propias pero generosos en entregar.
Pero eso te devuelve a la espera, pero la espera respecto al otro

Anónimo dijo...

Este escrito muestra la ilusión permanente que lleva a la mujer a esperar por ése ser que la transporte desde su mundo real a un mundo ideal en que el amor triunfa, no es el reflejo del miedo a tocar la puerta del otro para evitar el dolor, es la visión del miedo de que no suceda nada y el tiempo transforme la espera en eternidad