Pálida luz cruzaba el cuarto tenuemente,
sentada entre las sombras, con la cabeza ladeada
y los ojos cerrados miraba venir sus pensamientos.
Sobre la mesa, descansaba una hoja en blanco.
Hambrienta, ansiosa, yacía quieta a su lado una pluma.
La mano cogió a la pluma inerte y en amorosa danza
destilaron ambas su nuevo amor sobre la tímida página,
que ruborosa se vistió de palabras, versos y puntos aparte.
Colmó de tinta negra su desnudez la hoja, hasta llegar al borde
y no pudiendo dar más de sí en desvariante extravío
volteó sobre sí misma, quedando desnuda nuevamente.
Suspiró el pecho , se aquietó la mano y la luz pálida
recorrió el surco de una lágrima en el rostro ajado.
La quietud volvió a poblar los espacios de aquel cuarto.
Virginia Farfán Ulloa
sentada entre las sombras, con la cabeza ladeada
y los ojos cerrados miraba venir sus pensamientos.
Sobre la mesa, descansaba una hoja en blanco.
Hambrienta, ansiosa, yacía quieta a su lado una pluma.
La mano cogió a la pluma inerte y en amorosa danza
destilaron ambas su nuevo amor sobre la tímida página,
que ruborosa se vistió de palabras, versos y puntos aparte.
Colmó de tinta negra su desnudez la hoja, hasta llegar al borde
y no pudiendo dar más de sí en desvariante extravío
volteó sobre sí misma, quedando desnuda nuevamente.
Suspiró el pecho , se aquietó la mano y la luz pálida
recorrió el surco de una lágrima en el rostro ajado.
La quietud volvió a poblar los espacios de aquel cuarto.
Virginia Farfán Ulloa
1 comentario:
Lindo Poema, es tuyo?, te felicito.
Saludos
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